Agrandamiento de pene en UGRS™ en el corazón de Madrid

La pregunta de si el tamaño del pene es importante ya es en sí misma una falta de respeto hacia las mujeres, es profundamente discriminatoria.

El sexo entre un hombre y una mujer es básicamente un proceso mecánico. Un cilindro se introduce en una camisa y se mueve hacia arriba y hacia abajo durante un periodo de tiempo determinado. Quien diga que solo la «camisa» es responsable si hay problemas en el sexo, pero que la forma y tamaño del «cilindro» no importa en absoluto, está discriminando a las mujeres y negando completamente la realidad.

Charles Darwin, el gran biólogo evolutivo, ya había establecido que, en realidad, todo depende del tamaño, porque la forma y estructura del pene, así como el modo en que se lleva a cabo el acto entre un hombre y una mujer, no fueron desarrollados por la naturaleza por aburrimiento, sino con un propósito muy concreto: el pene no es simplemente un cilindro, sino que está formado por un cuerpo y una cabeza mucho más ancha, que además tiene un borde que sobresale aún más hacia fuera. En esencia tiene forma de pala.

El proceso de reproducción NO consiste en que el hombre lo inserte en la mujer, libere el semen, lo retire y lo dé por concluido. El coito consiste más bien en un movimiento de un minuto de duración hacia arriba y hacia abajo, dentro y fuera. Y ello con una clara fuerza de empuje que la mayoría de las mujeres también disfrutan.

¿Por qué es así? ¿Y además, a pesar de realizarse con gran esfuerzo, proporciona satisfacción?

Porque existe un propósito detrás de todo esto, y este tiene su origen en nuestra biología,
ya que el órgano y el proceso están diseñados para sacar el semen que previamente pudo haber sido depositado por otro macho, y colocar el propio lo más profundo posible, protegido contra los intentos de otro de volver a introducir el suyo. Darwin acuñó la frase «supervivencia del más apto», es decir, la ventaja de supervivencia del más apto, del mejor.

Claro que hoy en día, por lo general, las mujeres no tienen relaciones con varios hombres uno tras otro. Pero con nuestros antepasados (parte de nuestro linaje proviene de los bonobos) esto aún ocurría. Y los instintos sexuales están profundamente arraigados en nuestro cerebro.

En aquel entonces, era crucial para la hembra (de los bonobos) que el acto sexual se llevara a cabo con fuerza. Y, naturalmente, también era relevante para la hembra notar quién alcanzaba la mayor profundidad, pues era esencial establecer una buena relación con ese macho, porque se le necesitaba para protección, sustento y crianza de la prole.

Esto explica por qué las mujeres disfrutan del coito potente con penes grandes (¡no sobredimensionados!). Porque el instinto lo sigue pidiendo.

Los buenos sentimientos y sensaciones durante el coito y su conclusión son, por así decirlo, el agradecimiento de la naturaleza por un proceso reproductivo satisfactorio.

Quizá alguno de ustedes ya se haya dado cuenta de que estos instintos están muy arraigados en nosotros y de que las mujeres prestan atención inconscientemente a estos procesos: Mientras que para las mujeres no suele suponer ningún problema no llegar al orgasmo, a ninguna le gusta que el hombre se acabe demasiado pronto.

¿Por qué? Porque, desde el punto de vista de la reproducción, todo el proceso habría sido una pérdida de energía, ya que la penetración no duró lo suficiente y el semen no se pudo depositar a una profundidad adecuada.

La afirmación durante décadas de los «viejos hombres blancos», que les negaban a las mujeres cualquier necesidad o placer propio, de que supuestamente solo la entrada de la vagina estuviera dotada de nervios, es, por supuesto, totalmente absurda. Y estaba destinada a reducir las aspiraciones de las mujeres.

«5 cm son suficientes para la reproducción». El viejo dicho de los urólogos. ¿En serio? La pareja promedio alemana tiene 1,5 hijos pero 12.000 relaciones sexuales en la vida. Obvio, lo único que importa lo que contribuye a la reproducción…

Afortunadamente, esto está cambiando. Los «viejos hombres blancos» son historia.

Lo que aún nos sorprende es lo mucho que algunas feministas anticuadas contribuyen a reprimir las necesidades de las mujeres al afirmar también que el tamaño no importa, porque creen que el hombre ganaría demasiado poder sobre la mujer si su pene fuera realmente importante.

Y también muchas mujeres normales, por ignorancia y porque repiten algo que los hombres les han inculcado durante décadas. Porque un hecho científico es que si se pregunta a una mujer normal si el tamaño es importante y ella responde que no, su verdadera respuesta habría sido: no lo sé.

Dado que el pene sigue una distribución gaussiana de características corporales, solo uno de cada diez es significativamente grande o pequeño. Sin embargo, como la mujer alemana promedio solo ha tenido cinco parejas en su vida, la mayoría no ha llegado a saber lo que es un pequeño ni lo que es uno grande. Y además: cuando el compañero está sentado al lado y se hace esa pregunta, ¡¿en serio?!
En esta situación, una mujer tendría que tener mucho valor para decir la posible verdad.